Plenitud es eternidad, es infinito, no es limitación... y tu mente está estructurada, controlada, siempre descubre un límite, siempre se interpone un obstáculo, pues no es capaz de concebir lo ilimitado, pues que siempre en lo limitado ha existido.
¿Qué has de hacer entonces después de creer que es posible? Cambiar tu mente, reeducarla y enseñarle que es posible concebir lo ilimitado, lo eterno, lo infinito... en este cuerpo, en este espacio y tiempo. Lograr la absoluta disponibilidad de tu mente para creerlo todo, para vivirlo todo, para atraer todo a ti y generar a voluntad lo propio de tu poder.
Plenitud es entonces, ante todo, una nueva actitud, una nueva perspectiva de vida de tu circunstancia y momento. Es mirar desde arriba, ya no más desde la opresión. Tu pensamiento de cada día ante tu vida hace toda la diferencia, es la llave a la plenitud o a la celda de la cárcel. Mas es obvio que no puedes lograr una nueva actitud en torno a algo en lo que aún no crees, lo que aún es para ti ficticio o lejano. El primer paso es creer que éste es el momento de la plenitud y que la plenitud ha sido decretada y se encuentra ya en el medio, que es el tiempo y el espacio adecuado para que tú la tomes, la asimiles y la vivas.
Plenitud, concepto del cual no existe referencia en tu mente; no la busques ahí entonces, nada que no hayas vivido tiene una referencia en ti como instrumento. Mas como existe en ti la intuición del Ser que se sabe pleno, busca ahí. De lo que es, entonces, no te puedo hablar, sólo tú lo sabrás cuando la vivas. De lo que no es, sin embargo, de eso sí te puedo hablar, pues de ello sí tienes referencia y así es que la confundes, así es que la limitas.
Plenitud no es resolver tu problema, es entender que a pesar de éste vives, amas y creces. Plenitud no es un momento de alegría, pues, por más intensa que ésta sea, es pasajera igual que la pena... y una a otra se confirman. No serás pleno porque resuelves tus problemas, mas resolver tus problemas será la consecuencia de que seas pleno y tan pleno serás que inventarás nuevos problemas para nuevamente confirmar tu poder.
Invierte entonces el proceso, contacta con esa energía, contacta con esa realidad, la de ser pleno. Ahora es posible puesto que es el momento. Ejercita tu mente a simplemente disolver los obstáculos, los límites. Piensa hasta dónde crees que es posible, entonces rompe ese límite y déjate ir más allá, a lo absurdo, a lo aparentemente irreal... y hazlo real para ti.
Romper los muros de la mente puede ser un trabajo arduo, tardado, pues muy gruesos los has construido durante tantos años de incredulidad y limitaciones. Trabaja pues en destruirlos, en removerlos.
No quieras imaginar qué es lo nuevo, qué es lo que viene o cómo hacerlo, pues si no existen en tu mente referencias, ¿cómo quieres concebirlo?, ¿cómo quieres alcanzarlo? Concéntrate mejor en destruir lo que te limita, que fluya libremente la energía de tu mente, el poder del pensamiento, creyendo en todo momento que todo es posible, que eres capaz, que vives un tiempo pleno, que sólo te falta manifestarlo y hacerlo visible. Manifiesta en ti las energías del Poder Creador que se encuentran ocultas, dormidas, densificadas por tu miedo, tu expectativa y tu inseguridad.
Plenitud es el puro regocijo de ser la Vida, pues ello nada tiene que ver con las circunstancias de pena o de alegría, ambas son parte de la vida y por tanto en ambas, si eres pleno, te regocijas. No es trabajo de tu mente crear tal energía, la plenitud es desde que eres, sólo esperaba el día de manifestarse en una carne, de hacerse por ti visible. Es trabajo de tu mente, simplemente abrirle el paso quitando todo obstáculo de poca fe o de pensar que es imposible.
ES posible, es real, está aquí y a través de ti habrá de difundirse. Creer en una simple intuición no es fácil, tu mente cree en conceptos concretos, en ideas estructuradas. Has de hacer muy poderosa esa intuición para que impregne tu mente y sea eso fuente de una nueva actuación, una nueva actitud que sea el conducto de una vida de plenitud.
Pon el poder a donde pertenece y quítalo de donde no pertenece, mil obstáculos derruirás con tan simple acto. ¿A qué le has dado poder? ¿Por qué hoy te detiene? Y no importa si aquello a lo que le diste el poder, no siendo el Ser, lo hayas logrado o no, de cualquier forma te limitas. Si es algo que te agrada, sé honesto y ten la fuerza para renunciar a ello, si en realidad la plenitud quieres vivir y no una simple alegría. Si por el contrario, es algo que no te agrada pero que has creado en tu vida por darle poder, con más razón quítaselo ya y vuelve la vista a ti. No trates de solucionar, trata de Ser y contactar con ello... es ahí el poder, no en tu capacidad intelectual de resolver, sino en el paso libre que des a esa intuición del Ser y que se manifieste.
Por: José Luis Villanueva
(tomado de la pagina SerLuna)