COHERENCIA
29/07/88
Primero no pienses como deberían ser las cosas, acéptalas tal como son. En esa medida serás coherente con lo que está pasando, será cierto. El pensar que las cosas deben de ser de alguna manera casi siempre te decepciona, te desilusiona, es incierto, por lo tanto, incoherente.
Esta en ti también el que te guste o no te guste la situación. Y si para aceptar necesitas que te guste, piensa que todo te gusta. No trates de cambiar las cosas si antes no estás convencido de tener el poder de hacerlo. El deseo te hace reconocer qué quieres pero no determina que puedes.
Sí puedes vivir en el deseo, has vivido en el deseo, las cosas son como son hayas querido o no. Estar en coherencia es no esperar nada, aceptar y reconocer lo que a ti llegue y lo que está aconteciendo. Reconocer en todo cuanto acontece el milagro de su existencia, más allá de lo que debería de ser, o piensas con tu carencia que debería de ser.
Vida indeseable la que vives cuando no eres capaz de apreciar, y tus momentos de felicidad y de satisfacción se reducen a un mínimo; el otro porcentaje es lucha, desilusión, agobio, tristeza, soledad, miedo, carencia. Buena experiencia, buena, mucha competencia; buena experiencia, buena; repito, fue. Confianza, buena experiencia que puede ser si dejas de esperar y aceptas que todo ES y que si es, Él así lo ha propuesto, y que por el simple hecho de Ser, tu espíritu de gozo lleno debería de estar antes que reclamar como debe de ser lo que pasando está.
Con que entendieses esto dejarías de seguir buscando y entrarías en el pleno reconocimiento que el Padre te está realizando instante a instante, independientemente de tus deseos y de tus gustos; se acabaría la búsqueda sin sentido, búsqueda que ha sido una simple y llana creencia por no reconocer la estancia, ni la instancia.
Meditar no es generar, ni evadirte; quizá desconozcas que es meditar, es reencontrar, reconocer, respetar y entrar en el gozo independientemente del estimulo e independientemente de la situación, no buscar pretextos en la vida para ser feliz, sino aceptar los que se tienen, suficiente con el mero hecho de existir antes de obligar.
Buscas soluciones para corregir aquello que ni siquiera estás seguro que debe de corregirse, buscas métodos para cambiar aquello que quien te dijo que debería de cambiar. Siempre quieres mejorar y cuál será tu apreciación de mejor o peor, si todo es una propuesta por quien sabe y conoce la causa y asimismo conocerá los efectos.
Deberías ser consciente que todo fenómeno que acontece es un acto de transmutación, no es determinante, que siempre va a llevarte a una nueva experiencia desconociendo tú los medios.
Expreso porque quiero expresar, no porque “debo” expresar. Y sé capaz tú de escuchar porque quieres escuchar, no porque “debes” escuchar para que aprendas a que las cosas no “deben de ser”, SON; y aprendas a estar donde estas reconociendo.
No son palabras egocéntricas las que digo, son palabras que puedes meditar y utilizar en tu existir cuando con alguien compartas tu experiencia, “Ser por ser” independientemente de lo que el otro piense que te proponen porque no tienes porque exigir cuando no conoces el tener del otro, Coherencia, comunión, fusión constante, conciente, porque la existe inconsciente Una nueva manera o una eterna manera de ver la vida en el pleno reconocimiento que la vida no depende de ti sino tú de ella.
Agobio innecesario porque no con el agobio cambian las cosas, disgusto innecesario porque el que te guste o no, no determina que la situación se transmute. Emanaciones de tu Ser que tuviste que reconocer y aceptar como partes posibles de expresar. Poder y potencia que existe en ti de receptar y transmitir, mas emanaciones también posibles de evitar cuando se tiene la conciencia de que es posible, cuando se conoce la alternativa.
De ahí entonces que cuando situación alguna se muestre delante de ti y te disguste recuerda que el disgusto no la cambiará, mejor reconoce que es lo que la provoca y llegarás al Ser, y llegando al Ser sabrás que este existe, y al existir el Padre lo sostiene, y así reconozcas y respetes esa partícula de vida que hace posible que tú te confirmes existiendo también, y que el existir es un regalo, es un don que nada tienes que ver tú como personalidad, porque nada has hecho para merecer. Y en el momento que localices que existe recordarás que existes y antes de reclamar algo te llenarás de gozo por el privilegio que estás experimentando al Ser, acto común. Día a día lo puedes hacer, mas te olvidas que no existes por ti y por lo tanto exiges y pides aún más de lo que tienes.
Uno solo de tus cabellos no eres capaz por tu deseo de ponerlo en tu cabeza, muchos motivos tienes para vivir a gusto, apreciando lo que eres, en lugar de exigir más de los demás, que no has sido capaz de dártelo a ti mismo.
Nadie a ti se debe de la misma manera que tú a nadie te debes porque todos nos debemos al Padre y harto, satisfecho, deberías de estar por Existir. Deja entonces de reclamar y entra en coherencia, en la plena aceptación. Recuerda, y un sinfín de conflictos habrán de desaparecer cuando prestes tu atención a lo que al día acontece, a lo que aconteciendo está, no a lo que quisieras o debería acontecer. Coherencia.
Y aquel que no se contradice que viene de un Dios Omnipotente y así reclama y se disgusta de su obra; coherencia.
Mas para tener coherencia, te repito, no te pongas referencia, no pongas delante de ti un ideal, no compares. La obra es única y tú dentro de ella único, y todos dentro de ella únicos, y no esperes que las cosas sean como tú las piensas, no antes de que tu pensamiento tenga el poder y lo haya asumido, y entonces en ese momento estarás conciente de quien tiene el poder de pensar ha pensado lo que vives, y por poder lo vives, y si no le gustase con ese mismo poder lo cambiaría.
Y no es resignación sino plena aceptación conciente la que se vive porque quizá el resignarte esté empapado de disgusto. En el aceptar gustas de ser lo que eres.
Eres y una vez mas piensa que no existe el como “debería de ser” y esto lo puedes entender cuando no te pones referencias.
Caminando vas comparándote siempre, y no sólo esto, compitiendo. Y no hay coherencia cuando estas Siendo, no lo reconoces y quieres Ser. Si bien es cierto que te transmutas, que te transformas yo te pregunto en que porcentaje eres capaz de hacer más allá de tu deseo hoy, eres como eres, son como son. Coherencia.
¿Cómo debieron de haber sido las cosas?, fueron; ¡que importa como debieron! Ahora te lo pregunto ¿y cómo deberán de ser?, también te puedes ahorrar eso. ¿Qué está siendo? ¿Qué está pasando? ¿cómo te estás reconociendo?
Si perdieses la memoria, si el Padre te pusiera esa experiencia, ¿crees que cambiaría tu valor por no tener recuerdos de lo que fue, o serías capaz de reconocer que todo lo que fue, fue? Partir de quien Eres y sigues Siendo.
¿Por qué respondes entonces tan instintivamente, tan impulsivamente a memorias, a tradición? De ahí la sugerencia del vacío. Tu valor, sí es que valor te has puesto, no está en lo que tienes, ni en lo que fuiste, ni en lo que hiciste porque bastaría un instante para que todo cambiara en ti, circunstancias; si te ubicaras en diferente ambiente. Y verías entonces que tu aparente saber y tu aparente tener no tiene que ver nada con lo que Eres.
Reconócete como el que Eres, sin ideaciones, ni creencias y gusta de vivir, gusta de existir, gusta de percibir, gusta de reconocer y deja de decepcionarte. Sea cual sea el acontecimiento reconoce lo posible, reconoce al que Eres y no lo medies a través de tu memoria, que tú no eres capaz de proponer la vida más insignificable. ¿Quién eres tú para disgustarte de lo que el Ser muestra?
Coherencia, hace falta coherencia para aceptar y aceptarte, hace falta coherencia para disfrutar lo que estás siendo no lo que piensas que “debería de ser”, ni cómo debería de ser. Hace falta honestidad para reconocer como vives, hace falta valor para mostrarte como Eres, sin mediarte ni compararte en ideales; valor o voluntad.
Hace falta caminar sin mirar atrás ni regresar, hace falta dar los pasos sin dudar, sin comparar. Todo esto se puede dar cuando confías en el que da la vida, ÉL te la da.
Ahora dime, ¿cómo deberían de ser las cosas? Ahora dime ¿Cómo deberían de ser los seres que estás mirando? ¿Cómo deberías de ser tú? Si tu mente se iluminara por Voluntad del Padre en un instante, de rodillas ante tu hermano te postrarías, tal cual es, lo amarías porque sabrías que es obra del Padre, en lugar de cuestionar sí no lo has hecho delante de ti.
Coherencia y ojala entiendas, si es que el Padre así lo quiere. Eres mucho y eres nada para reclamar.
Se empieza por ti, y quizá así el Padre te permita profundizar en las arcas del conocimiento, quizá así el Padre te permita ver más allá de tus sentidos físicos cuando nada te confunda, cuando seas tú manejando el conocimiento, no el conocimiento llevándote, cuando el Padre te da el poder de tú ser quien manejes, no las situaciones que te manejen.
Te amo, podrías entender eso. Ves entonces como el Padre te ama y eres tú quien no lo entiende. Tendrías que ser capaz de percibir más allá, así percibirías su amor constante, sosteniendo la vida y en ello sosteniendo cada una de tus experiencias y regocijándote por ellas. Y tú mediándolas a través de un gusto o disgusto, no reconociendo que son posibles en el momento en que son más allá de los efectos. La obediencia al Padre.
La diferencia es ser conciente, no haberse olvidado, nada más. Y el haberse olvidado es porque Él así en ti lo proyectaba, mas si hoy me escuchas es porque Él a través de mis labios quiere recordarte lo que otros labios un día te negaron. Sí me hace hablar no es porque no pueda hablar dentro de ti, es porque te dio oídos y habla para que los puedas usar, no porque el Padre dependa ni de ti ni de mí, simplemente para ser coherente.
Y si tienes ojos contempla su obra, deja de interpretarla, de escudriñarla, de cuestionarla, de analizarla. Si quisiese que supieras en un instante iluminaría tu mente.
No te has puesto a pensar que quizá te hizo tan solo para reconocer, para aceptar y en ello vivir placer. Disfruta de Ser y de la vida que te da, y de todo aquello que contacta con tu vida sin comparar, que no hay quien tenga potestad para decir como tienen que ser las cosas, las cosas SON y esa es la verdad.
Medita, medita, pues en reconocer, en aceptar, en amar, en no esperar, en no desear, en no buscar, en no creer, en ESTAR, simplemente ESTAR. Coherencia, como realizándose en Él, ni un instante menos, ni un instante más; instante a instante.
Podrías creer que a mi me gustas como eres, aún cuando no te gustes a ti mismo, y que lo que hablo no lo hablo por cambiar, te repito sólo porque tengo palabras... Te podría haber cantado una canción y sería lo mismo.
JL
José Luís Villanueva